En el mejor de los sentidos, «ecléctico» es el término perfecto para describir la personalidad musical del director, pianista y compositor André Previn, nacido en Alemania en 1929 y fallecido en 2019. Como muchos otros artistas, intelectuales, judíos y detractores del régimen nazi, tuvo que dejar su país natal. Creció en Los Ángeles, donde cultivó sus diversos talentos musicales, obteniendo la ciudadanía en 1943.
Siguiendo el ejemplo de Korngold y Schoenberg, Previn escribió y arregló música para los estudios Hollywood, con los cual ganó varios premios Oscar. Como pianista de jazz acompañó a Ella Fitzgerald, y su album My Fair Lady (1956) cultivó un éxito enorme. Fue nombrado director de la Orquesta Sinfónica de Houston en 1967 y dirigió muchas otras, como la de Londres y Los Ángeles. Entre 2002 y 2006 fue director de la Filarmónica de Oslo. A su paso por cada una de las orquesta que dirigía supo transmitir su pasión por la música en diferentes géneros: desde Beethoven hasta el jazz, pasando por la ópera y el musical.
De ese modo, su carrera como director influyó profundamente en sus composiciones. Su primera ópera, Un tranvía llamado deseo, se estrenó en San Francisco en 1998. Compuso numerosos conciertos —dedicados a prominentes solistas como el violonchelista Yo-Yo Ma, la violinista Anne-Sophie Mutter y el pianista Vladimir Ashkenazy—en los que plasmó diferentes influencias y estilos. Al igual que Leonard Bernstein, no cedió a la tentación de especializarse o siquiera de sujetarse a categorías arbitrarias de las diversas prácticas musicales que abordó durante toda su vida.
Distinciones
- En 1996, André Previn fue nombrado Caballero por la Reina Isabel II de Inglaterra
- En 2005, André Previn recibe el premio Glenn Gould como reconocimiento a su carrera musical