Estas imágenes grabadas en el Teatro Bolshói entre 1945 y 1977 son testigo del arte único de la eterna prima ballerina assoluta Maya Plisétskaya. Única por la altura de sus saltos, por la impresionante fluidez de sus brazos y por la longevidad de su carrera (nació en 1925 y bailó hasta los setenta años). También única porque, al igual que Maria Callas, otra prima diva assoluta, supo conciliar la técnica más pasmosa con la expresión más dramática. Su danza es pura inteligencia.
Hizo su entrada en el Bolshói en 1943, donde en seguida se convirtió en suite prima ballerina, pero tuvo que pagar por los crímenes que su padre y su madre no habían cometido (su padre fue ejecutado en 1938 y su madre enviada a un campo de trabajo). La prohibición que pesaba sobre ella de regresar al oeste la mantuvo prisionera detrás del telón de acero hasta 1959. Cuando Occidente la descubrió, llegó el triunfo, que compartió con su marido, el compositor Rodión Shchedrín.
Este documental permite admirar a Maya Plisétskaya a través de sus papeles más importantes, creados por coreógrafos de renombre como Roland Petit o Maurice Béjart, o en los ballets Raymonda, Romeo y Julieta, El lago de los cisnes, Carmen y Don Quijote. También la podemos ver en La muerte del cisne (una pieza que marcó su carrera), en donde realiza una interpretación inolvidable.
