Si el estilo de Béjart ya no se ve tan atrevidamente moderno como se veía hace unas décadas, es solo porque su influencia en el ballet fue tal que sus revolucionarias ideas se convirtieron desde entonces en parte esencial del vocabulario de la danza moderna.
Estrenado en 1959, La consagración de la primavera de Stravinski conserva sin embargo, en muchos sentidos, la frescura propia de la temporada que celebra. «Debe haber fuerza y simplicidad», insistía el coreógrafo. Y, efectivamente, su poderosa simplicidad sigue maravillando: saltos rápidos, arabesques extendidos, cuerpos que se contraen y se expanden como resortes, bailarines que chocan frenéticamente en confrontación. La masa de cuerpos en movimiento, ordenada en patrones geométricos cambiantes, cautiva a la vista como un caleidoscopio. El Ballet del Siglo XX de Béjart repone la legendaria puesta de 1959 diez años después desde el Teatro de la Monnaie de Bruselas, ofreciendo al público de entonces, y al de ahora, la oportunidad de vivir la singular versión del coreógrafo Maurice Béjart.
Paolo Bortoluzzi (Rama), Jorge Donn (Krishna), ...