Si bien mi primer contacto con la música de Mozart fue hace años —al comenzar a tocar el violín, con sus magníficos conciertos—, cada nuevo acercamiento a este compositor genial conlleva siempre una increíble sensación de descubrimiento; cuando más tarde escuché Don Giovanni por primera vez, quedé fascinado por esta partitura, entre las más impresionantes jamás escritas para la escena. La historia es la de un hombre muy imperfecto cuyas acciones tendrán consecuencias inimaginables sobre aquellos en cuyas vidas ha intervenido, pero desde luego también sobre sí mismo. Y Mozart la cuenta de forma magistral con la sucesión de melodías inolvidables a lo largo de su sorpresivo y sorprendente libreto —divertido incluso en las situaciones más dramáticas, profundo en su traviesa comicidad— protagonizado por personajes de una intensa humanidad en cuyas cualidades y defectos es imposible no verse reflejado.
