Cada año, conforme se acerca el calor del verano, Austria se prepara para uno de los momentos más esperados en su calendario musical: el Concierto de una noche de verano de la Filarmónica de Viena. Esta tradición, inaugurada en 2004, conjunta al prestigioso ensamble con los solistas más aclamados del mundo frente a una audiencia de más de 100,000 personas reunida en los idílicos jardines del famoso Palacio de Schönbrunn, catalogado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
En 2021, la Filarmónica de Viena invita a Daniel Harding, el primer músico británico al frente del Concierto de una noche de verano, para dirigir un programa alrededor del concepto de «Fernweh». La palabra alemana se compone de otras dos: «lejanía» y «dolencia», lo contrario de la nostalgia por los lugares que se conocen, y se refiere a esa añoranza por lugares lejanos... Aquí, cada pieza representa a un país diferente: Verdi para Italia, Sibelius para Finlandia, Debussy para Francia, Elgar para Inglaterra. ¡Con el inimitable Igor Levit llevándonos a Rusia con la Rapsodia sobre un tema de Paganini, de Rajmáninov! No podía quedar fuera, por supuesto, Estados Unidos, con un momento extraordinario dedicado a West Side Story de Leonard Bernstein, como no podía tampoco evitarse un viaje aún más lejano, uno a los confines del Sistema solar, con «Júpiter» (de Los planetas de Holst). Última parada: Austria misma con el vals Sangre vienesa, un emblema de este pueblo, región y cultura, plasmado en música de forma inequívoca y conmovedora por Johann Strauss II.
Fotografía © Julia Wesely
