Angela Hewitt es una de las pianistas más activas de la escena internacional, cuyo repertorio abarca tradiciones y épocas diversos, si bien es mucho más conocida por su extraordinario trabajo promoviendo y presentando la obra de Bach. En 1994, la virtuosa canadiense se embarca en un reto monumental: grabar todas las obras más relevantes para teclado del compositor alemán, por lo cual fue la primera mujer en ser condecorada con la prestigiosa Medalla Bach, otorgada por la ciudad de Leipzig en 2020.
Para celebrar la ocasión y el haber recibido este merecido premio, Hewitt presenta desde la Iglesia de Santo Tomás —donde Bach trabajó buena parte de su vida, y donde reposan sus restos— una de las obras maestras más admiradas y apreciadas para el teclado: las Variaciones Goldberg, aquí . Estas 30 variaciones (con su bien conocida Aria) contienen todos los elementos característicos por los que admiramos a Bach: un genio contrapuntístico intrincado, creatividad melódica deslumbrante, y una sólida maestría técnica en el manejo de las voces. «Existen solo unas cuantas obras en la literatura pianística», explica Hewitt, «son el poder de elevarnos a dimensiones tan sublimes»... Y existen pocas pianistas capaces de componer una lectura tan precisa e inspirada como la de Angela Hewitt.