Como un restaurador de pintura que desempolva una obra que por siglos no ha visto la luz, la limpia, descifra sus formas y la restaura a sus colores originales, inyectándole vida y (con ella) el significado que la devuelve finalmente a su gloria original, Orliński rescata obras de compositores poco conocidos como Zelenka, Heinichen y Fago y, junto con el prístino acompañamiento de la orquesta de instrumentos de época Il pomo d’oro, las trae de vuelta a la escena musical de nuestra época para demostrar que —como en una Pietà de Miguel Ángel— la fuerza expresiva del arte sacro del pasado sigue resonando en las fibras más sensibles tanto de creyentes como de no creyentes. El plato fuerte de este recital es el Nisi Dominus de Vivaldi, escrito probablemente entre 1713 y 1717 (¡hace más de 300 años!), cuyo ‘Cum dederit’ —con el acompañamiento etéreo de las cuerdas sobre las que flota la voz— conserva una cualidad hipnótica imperecedera cada vez que se escucha.