Si bien la importancia de Rachmáninov como compositor es hoy indiscutible, en vida del compositor y especialmente en su juventud no fue siempre así. El estreno de su Primera Sinfonía (1897), escrita tan solo a sus 22 años de edad, fue recibida con tanta frialdad que Rajmáninov caería en una profunda depresión de la cual no se recuperaría del todo durante varios años. El entrañable y sempiterno Segundo Concierto para Piano (1901) restaurará en buena medida su confianza en sí mismo, pero no fue sino hasta 1906 cuando, viviendo en Dresde, se abocará de lleno a una nueva sinfonía. La Sinfonía n.° 2 en mi menor, estrenada en 1908 por Rajmáninov mismo dirigiendo, fue recibida con enorme entusiasmo, lo que fortaleció su reputación como compositor y como director.
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