Estrenado en 1874 para conmemorar el primer aniversario luctuoso del poeta italiano Alessandro Manzoni, el monumental Réquiem de Verdi es hoy (como lo es el de Mozart) una de las obras litúrgicas más grabadas e interpretadas del mundo. En contra de las convenciones y los dogmas de la Iglesia Católica, Verdi compuso una partitura expresiva y dramática (inequívocamente, la obra de un gran compositor de ópera) con dos de las partes solistas asignadas a voces femeninas. La escritura orquestal es demandante e intensa, con coros de una notable vena operística y secciones sorprendentes asignadas a los metales y maderas. Una mezcla de innovación y tradición que ha cautivado desde su estreno al público, aquí interpretada al más alto nivel.

Fotografía: Aziz Shokhakimov © Jean-Baptiste Millot

Benjamin Bernheim aparece gracias a la amable autorización de Deutsche Grammophon.