Con Valery Gergiev al frente de la Sinfónica de Londres, Janine Jansen interpreta el Concierto para violín y orquesta n.° 1 de Karol Szymanowski, «un todo terriblemente fantástico e inesperado», según el propio compositor. Estrenada en Varsovia en 1922, la obra rompe con los esquemas del concierto solista romántico en tres movimientos en el que tradicionalmente se mezclan lirismo y lucimiento técnico, y resulta por su parte en una sorprendente unidad poética compuesta al mismo tiempo por una multiplicidad ininterrumpida de ideas de atrevido espectro tímbrico. Una obra emblemática del siglo XX.
La Sinfonía n.° 1 (1909) del mismo compositor consta únicamente de dos movimientos ideados como el primero y el último de una sinfonía más grande que no logró ver la luz. Puede describirse como las columnas en ruina de un ambicioso monumento contrapuntístico y armónico que, luego de arduos intentos por parte de Szymanoswki nunca fue completado. No obstante, la obra concentra ya ejemplos de las enormes capacidades técnicas de un compositor que se revelaría como un importante vanguardista en obras posteriores. La Primera Sinfonía de Brahms, también en el programa, pone en perspectiva los primeros ejemplos de los cánones y las formas que el compositor polaco admiraba y a las cuales acudió durante su formación; mismas que desafiaría, lógicamente, con la llegada del Modernismo.
Waldbühne 2006: Scheherezade, una velada oriental