¿Crees que los fans de las superestrellas de la industria musical de hoy hacen cosas increíbles por conocer a sus ídolos? En 1705, un joven músico en sus 20 años camina durante más de una semana (¡400 kilómetros!) desde el centro de Alemania hasta Lübeck, para conocer al gran organista y compositor de la frontera norte con Dinamarca: Dietrich Buxtehude.
Este joven (un tal Johann Sebastian) extiende unilateralmente su permiso de trabajo de cuatro semanas a cuatro meses, con la intención de presenciar los famosos Abendmusiken («conciertos vespertinos» organizados por los músicos mismos, y en los que presentaban música tanto instrumental como vocal) para empaparse así de la novedosa creación musical que habría de influir en él a partir de ese momento.
Este concierto del refinado ensamble Masques con las voces de Vox Luminis —¡un viaje en el tiempo!— ofrece un auténtico banquete con ejemplos de la alucinante música de Buxtehude, llena de inventiva (Sonata en la menor), dramatismo y color, con una cierta extravagancia que recuerda a El Bosco en, por ejemplo, el inicio casi celestial de Befiehl dem Engel, daß er kommt (Ordenen a los ángeles que desciendan); o la hipnótica Jesu, meines Lebens Leben (Jesús, vida de mi vida), un momento de profundo dramatismo religioso y humano que se intensifica, in crescendo, durante apenas 5 minutos.