Con cincuenta años de edad, Jean Sibelius es considerado casi como un héroe nacional en su país, Finlandia. Luego de haber demostrado en sus cuatro primeras sinfonías un dominio absoluto de la técnica sinfónica centroeuropea, integrando además su sello personal, el compositor ofrece un música sui generis que otorga al pueblo finlandés un sentido de identidad necesario ante la dominación cultural y militar tanto de Suecia como de Rusia. Así pues, para el cumpleaños del compositor (el 8 de diciembre de 1915) el gobierno declara ese día como fiesta nacional y le comisiona para ello la que será una de las sinfonías más hermosas jamás escritas: la Quinta Sinfonía, un celebración de la vida, una oda a la naturaleza y una declaración del poder del individuo proyectado por lo colectivo. A decir del propio Sibelius: «Es como si el Todopoderoso hubiera dejado las piezas de un mosaico para el Cielo y me hubiera pedido descifrar su patrón originario»...

Qué escuchar en… La Quinta de Sibelius: El famoso «tema de los cisnes» en el minuto 25:00, inspirado por una visión indeleble en la vida y la mente del compositor. «Hoy a las once menos diez he visto 16 cisnes. Una de las experiencias más intensas de mi vida. ¡Por Dios, qué belleza! Desaparecieron bajo el halo del sol como un cinto plateado cegador. Emiten el mismo sonido como de maderas que las grullas, pero sin tremolo. Suenan más como una trompeta... Una cierta reminiscencia al llanto de un niño pequeño. ¡Misticismo de la naturaleza y la ansiedad de vivir! Es el tema final de la Quinta Sinfonía: ¡legato en las trompetas!» — Jean Sibelius, 21 de abril de 1915.