La música de Arvo Pärt es «una luz blanca que contiene todos los colores, solo divisibles a través de un prisma; y este prisma podría ser el espíritu del que escucha», según él mismo... En las últimas décadas del siglo XX la música clásica experimentó intensas transfiguraciones en su lenguaje y se llevó al límite a la atonalidad como medio expresivo, acudiendo por momentos a la cacofonía.
En aquel mismo momento el compositor estonio Arvo Pärt cantó con voz serena pero igualmente intensa una nueva canción con la creación de una estética nunca antes vista: tintinnabuli (“campanas” en latín), un nuevo lenguaje que surge del minimalismo y que se inspira en la música medieval como coral, desde le canto gregoriano hasta la polifonía. En palabras del compositor, se trata de «un lugar en el que busco respuestas, respuesta para mi música, para mi vida, y para mi obra».
Así, un profundo misticismo presente en piezas tintinnabuli como Tabula Rasa rinde homenaje al compositor en este concierto captado en 2017 con el extraordinario violinista Gidon Kremer y su orquesta Kremerata Baltica ofreciendo momentos de meditativa belleza entre los que destaca la delicada arquitectura de Fratres (estrenada por Kremer mismo 40 años antes de este concierto). En presencia del compositor, y además de la música de Pärt, Kremer interpreta un arreglo sublime de la Fantasía para violín en do mayor de Schubert, obra monumental pero transparente del compositor vienés, ideal para este programa de pureza lumínica.