En su primera visita al Verbier Festival, el pianista David Fray interpreta a dos compositores a los que tiene un especial afecto: Schubert y Bach.
Algunas páginas de música nos hacen entrever, a veces, lienzos del universo tan vastos y tan majestuosos que ya no se plantea la cuestión de la edad. «¿Debo esperar unos años antes de abordar esta obra? ¿Estaré listo entonces para interpretarla bien?» La emoción extrema que surge cuando el joven David Fray interpreta una de las tres Klavierstücke, D. 946 de Schubert es la prueba de que estas preguntas son fútiles. Sin abandonar el espíritu íntimo y casi nostálgico de estas composiciones, el pianista logra revelar una grandeza secreta en esta música. Cuando David Fray interpreta a Bach, la misma sensación nos sorprende. Una de sus mayores cualidades es sin duda su capacidad para elaborar en su trabajo de intérprete un análisis muy avanzado del texto musical, dejando al mismo tiempo espacio para lo natural y para la sensibilidad. Casi se podría hablar de una forma de lirismo, ¡pero este término puede parecer anacrónico para evocar la música del Cantor de Leipzig.
Fotografía: © Aline Paley