El director de orquesta checo Jiří Bělohlávek y la Praga Symphony Orchestra, junto con la contralto Eva Randova, interpretan las cinco primeras Canciones bíblicas de Dvořák.
Procedente de una familia instalada en Nelahozeves, pueblo situado cerca de Praga, Antonín Dvořák abandona la escuela a los 11 años para aprender los oficios de su padre: carnicero y posadero. Pero las dotes musicales del joven Antonín no pasan desapercibidas. Su padre lo envía entonces a estudiar a casa de su tío en Zlonice y posteriormente a Praga a partir de 1857. Músico en la Prager Kapelle, Dvořák se familiariza con las grandes obras orquestales clásicas y contemporáneas. Dvořák, que goza del apoyo y el reconocimiento de sus colegas, es en vida incluso una figura importante del mundo de la música. Invitado a Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos, Dvořák termina regresando a su país natal, donde asume la dirección del conservatorio de Praga. A su muerte en 1904, Dvořák deja una obra considerable cuyo éxito perdura hasta nuestros días.
La contralto checa Eva Randova tuvo un brillante debut a principios de 1962 encarnando a Éboli en Don Carlo de Verdi, Ortud en Lohengrin, Carmen, Amneris en Aida, Azucena en Il Trovatore, Küsterin en Jenufa de Janácek y princesa en Rusalka de Dvořák.
En cuanto al director de orquesta Jiří Bělohlávek, es uno de los directores más valorados y aclamados en todo el mundo. En 1990, se convirtió en el director principal de la Česká Filharmonie y, posteriormente, enseñó el arte de dirigir en la Academia de Música de Praga. En 1993 crea la Filarmónica de Praga. También fue nombrado director principal de la BBC Symphony Orchestra en 1995 y actualmente es director del Festival Internacional de Música Clásica de la Primavera de Praga.