En el ocaso de sus vidas, Ansermet y Monteux prenden fuego a sus orquestas. El arte de los Grandes.
Por una parte, el matemático que llegó tarde a la música, que escribe artículos científicos y obras que entrañan una gran dificultad; por otra, el músico que empezó como violinista en Les Folies Bergères, y cuyo gran bigote es la marca de fábrica. Por un lado, Ernest Ansermet, por el otro Pierre Monteux. No tienen nada en común, aparentemente… En realidad, ¡todo los acerca!
Uno y otro comienzan su carrera gracias a Serge de Diaghilev que los contrata como directores de orquesta de los Ballets Rusos, con pocos años de diferencia. Igor Stravinski será el elemento decisivo en su vida como músicos: Ansermet lo conoce en 1913 y se hacen amigos. Del compositor ruso creará La historia del soldado, El canto del ruiseñor, Pulcinella, El zorro, Las bodas. Este mismo año 1913, el 29 de mayo, Pierre Monteux crea en París La consagración de la primavera en el Théâtre des Champs Élysées, provocando uno de los mayores escándalos de la historia de la música. De Stravinski también crea Petrushka y El ruiseñor. Ambos han desempeñado, pues, un papel considerable en la creación, dirigiendo también los «estrenos» de páginas importantes escritas por Debussy, Ravel, Falla, Saint-Saëns, Prokófiev, Britten... Ese gusto por la aventura se conjuga, por último, en ambos casos, con un apetito insaciable por la dirección de orquesta y todos los repertorios.
