Jordi Savall y los músicos del Concert des Nations interpretan obras de Corelli, Telemann y Rameau.
Más allá de las cuestiones estilísticas, el siglo XVIII está marcado en Europa por numerosos cambios de orden socioeconómico que transforman de manera perdurable las relaciones entre el músico y su público. En ese momento surge, efectivamente, el concepto de público en paralelo a la aparición y el desarrollo de las primeras sociedades de conciertos públicos. Inaugurada el 17 de marzo de 1725 en París, la sociedad «le Concert Sprirituel» es la primera en su tipo en Francia. Estas sociedades, al igual que las casas de ópera que florecen en esa época, se basan en una explotación económica moderna de la música, es decir, en la venta de entradas a los «aficionados», esos melómanos cada vez más familiarizados con las diferentes corrientes estéticas y musicales que se desarrollan en Europa.
Para atraer a este público cada vez más exigente, los organizadores y otros impresarii invitan a los artistas más famosos y programan a los más grandes compositores de su tiempo: André Campra, Louis-Nicolas Clérambault, François-Joseph Gossec, Jean-Joseph Cassanéa de Mondonville, Antonio Rosetti o incluso Joseph Haydn comparten el cartel del Concert Spirituel durante sus 66 años de actividad, de 1725 a 1791.
Rindiendo así homenaje a esta prestigiosa institución que desempeñó un papel capital en la vida cultural del siglo XVIII europeo, Jordi Savall y los músicos del Concert des Nations interpretan aquí obras concertantes de Corelli, Telemann y Rameau que dan testimonio de la extraordinaria riqueza de la vida cultural parisina en la época de Luis XV.
