El clarinetista Michael Collins hechiza el escenario del festival de Verbier con obras de Mozart, Weber y Poulenc.
Uno de los más grandes clarinetistas de la actualidad, el inglés Michael Collins, se subió al escenario del Festival de Verbier en 2007 para interpretar algunas de las piezas más bellas de la música de cámara para clarinete. Junto a él, el pianista francés Julien Quentin, habitual de este festival.
Ambos hacen maravillas de entrada con la Sonata para violín y piano «Strinasacchi» K. 454 de Mozart, transcrita para clarinete por el propio Collins. A continuación, ofrecen el magnífico Gran dúo concertante para clarinete y piano en mi bemol mayor de Weber, en el que las interpretaciones de Collins y Quentin se dan la réplica con una bella fluidez. Por último, el dúo interpreta la Sonata para clarinete y piano de Poulenc, escrita por Benny Goodman, que la creó junto con Leonard Bernstein al piano. En esta pura obra maestra compuesta por una leyenda del clarinete, Michael Collins se muestra totalmente digno de su predecesor, y no es poco decir.