Luego de dos décadas al frente de la Kansas City Symphony, el maestro Michael Stern concluye esta etapa de forma memorable, presentando un programa ecléctico con: la Obertura de Un sueño de una noche de verano de Felix Mendelssohn (una obra brillante, escrita por el compositor a la edad de 17 años), la intensamente dramática y refinada en su orquestación Sinfonía n.º 1 «In One Movement» de Samuel Barber y —por último— la Sinfonía n.º 2 de Sibelius, descrita por el propio compositor como «una confesión del alma». Se trata de una partitura que atraviesa un amplio espectro de tempos, atmósferas y colores mientras conduce a una emocionante conclusión de carácter triunfal.