Sin esperanzas de curar su sordera cada vez más acusada, Beethoven redactó para sus hermanos en 1802 su Testamento de Heiligenstadt, documento que contiene un conmovedor testimonio del sufrimiento del compositor de Bonn, que apenas tenía 28 años entonces: «Me apresuro hacia la muerte con alegría — [...] ¿no me liberará acaso de un sufrimiento infinito? — [...] ven cuando quieras, voy valientemente hacia ti».
Pero esta desesperación durará poco. Porque 1802 es el año de composición de la Sonata a Kreutzer, obra emblemática del repertorio para violín. Es también el inicio del denominado período «heroico», período de intensa actividad creativa que culminará con la Quinta sinfonía en 1808...