Si Pierre Schaeffer es el padre teórico de la música concreta de los años 50 del siglo XX, Pierre Henry es su padre artístico. Célebre por su Messe pour le temps présent coreografiada por Maurice Béjart en 1967, el compositor se vuelca en crear objetos sonoros complejos capaces de suscitar en la imaginación del escucha visiones de un teatro horrorífico y fascinante. En Dracula, ou la musique troue le ciel (Drácula, o la música horada el cielo), Henry transporta en 2002 momentos sinfónicos de la Tetralogía de Wagner sobre el fondo de un amplio espectro sonoro que mezcla risas satánicas, galopes equinos y zapateos precipitados, ruidos de aves, tormentas y sirenas de alarma... Como el Wagner del Anillo, el Drácula de Bram Stoker es, según él, «ese extraordinario investigador de sensaciones abismales».
Los músicos, compositores, arreglistas y realizadores en informática musical que componen el colectivo Le Balcon suman sus propios colores a este «paisaje onírico». Toda vez que la orquesta, compuesta por unos veinte integrantes y dirigida por su fundador Maxime Pascal, vuelve a dar vida a las páginas wagnerianas, el fresco electroacústico de Pierre Henry resuena en una treintena de bocinas diseminadas en la gran sala de l'Athénée en París. ¿Vas a perderte este viaje por los sortilegios wagnerianos, torbellino electroacústico demoniaco?