Segunda parte de un concierto que ha entrado a formar parte de la leyenda, Rostropovitch, Richter y la Tercera y la Quinta Sonata de Beethoven.
Para medir la magnitud del acontecimiento, hay que relacionarlo con la estatura de los músicos que se encuentran en el escenario que dominan toda la historia de la música del siglo XX. Intérpretes geniales, combinan todas las cualidades, el virtuosismo trascendente, memoria fenomenal, comprensión íntima del texto, sensibilidad a flor de piel. También han contribuido de manera decisiva a la creación de obras maestras colaborando muy estrechamente con compositores, Chostakovich, Prokofiev, Britten, por citar solo a algunos entre decenas. Su vida también es una leyenda, Rostropovitch por su compromiso con la Historia, Richter por su reclusión de la Historia.
Estos dos genios se reúnen por primera vez en 1949 para presentar la Sonata para violonchelo y piano de Prokofiev. También de Prokofiev presentarán la Sinfonía concertante en 1952, Richter a la batuta y Rostropovitch al violonchelo. A lo largo de sus encuentros, interpretarán juntos lo esencial del repertorio para violonchelo y piano, pero nunca formarán un dúo de cómplices. El fin de sus relaciones se remonta de la grabación del Triple Concierto de Beethoven con David Oïstrakh y Karajan: «Por una parte, estaban Karajan y Rostropovitch, por otra, Oïstrakh y yo, cuenta Richter. Era la guerra» .
