La Orquesta de París ofrece alrededor de cien conciertos al año, y siempre está dispuesta a abordar repertorios poco conocidos de compositores de los siglos XX y XXI en las salas de conciertos donde se presenta. En residencia en el Festival de Aix-en-Provence, al sur de Francia, la orquesta festeja su 50º aniversario en 2017 bajo la batuta del director inglés Duncan Ward, quien ha sido seleccionado en 2020 para dirigir la Orquesta Juvenil de Mediterráneo —un proyecto formativo, de alto nivel, perteneciente al festival—. En este concierto, el también compositor demuestra en el podio su profundo y particular entendimiento de la música.
Las dos Suites para pequeña orquesta de Stravinski (escritas en 1921 y en 1925) se intercalan con dos obras maestras de la música sinfónica (injustamente) poco interpretadas, comenzando por la Sinfonía n.° 3 de Schubert, escrita a sus apenas 18 años de edad y jamás interpretada en vida del compositor. En 1881, 50 años después de su muerte, el público logró apreciarla, especialmente por su carácter rossiniano, con el crescendo del final —¡casi una tarantella!— anunciando en cierta forma la opera buffa. Cierra el programa la Cuarta Sinfonía de Beethoven, descrita por Robert Schumann (por su situación entre la «Eróica» y la Quinta) como «una esbelta doncella griega entre dos dioses nórdicos». La obra se revela como una obra maestra de méritos propios, delicada y monumental a la vez.