Cuando poco después de la Segunda Guerra Mundial, el productor de Hollywood Paul Gordon entró en contacto con Yehudi Menuhin, este vio inmediatamente el potencial, para la posteridad, de una grabación en vídeo de sus interpretaciones. Estaba tan entusiasmado que parece haber percibido muy poco dinero por su colaboración con la Concert Film Corporation de Gordon, contando con que la película obtendría beneficios y cobraría derechos, como percibía por sus grabaciones sonoras. La película, titulada Concert Magic y que incluía a otros artistas además de Menuhin, se rodó en los últimos meses del año 1947, en el estudio inicialmente destinado a Charles Chaplin. Estrenada aproximadamente un año después, fue razonablemente bien recibida, pero nunca tuvo éxito popular. La televisión comenzó a hacer suyo este tipo de territorio y, como medio de comunicación, estaba en mejores condiciones de ofrecer interpretaciones musicales con brillo e inmediatez. Concert Magic prácticamente no se ha visto desde hace muchos años.
Está claro que los demás solistas que se presentan en esta película no están al nivel de Yehudi Menuhin. Jakob Gimpel, uno de los tres hermanos que en un momento formaron un trío, es algo prosaico en su forma de interpretar sus solos; y la interpretación de la contralto estadounidense Eula Beal no augura una brillante carrera internacional, a la que, de hecho, nunca accedió. La empresa comporta su lote de meteduras de pata hollywoodienses: la forma en que se abordan las piezas parece que busca ganarse el favor del público en general, en lugar de convertir a este a la música clásica. Por lo tanto, la película se verá por las contribuciones de Menuhin, y son excelentes.
