Un memorable comienzo: ‘Así habló Zarathustra”, de Richard Strauss. Sobre el podio del Auditorio de Roma, el británico Daniel Harding dirigiendo a la Orquesta de Santa Cecilia, ambos en su mejor forma.
Pero lo más reseñable del concierto fue el italiano Stefano Bollani, toda una estrella del jazz, con su interpretación del Concierto para piano en sol de Maurice Ravel.
“Con la excepción del 2º movimiento, la pieza tiene mucha energía, está llena de acentos y de pequeños detalles, que es lo que , yo creo, constituye el pensamiento ‘jazz’ de Ravel. No es tanto el aspecto de la improvisación, sino más bien todos esos detalles irregulares que hacen que suene como un ‘big band’ estadounidense.Y no es casualidad que este concierto fuera escrito tras haber viajado a los Estados Unidos y haber escuchado personalmente tocar jazz”, señala Bollani.
“Ravel era llamado ‘el relojero suizo’ “por su amigo”, entre comillas, Stravinsky, porque era muy bueno trabajando los pequeños detalles teniendo al mismo tiempo una actitud bastante distante. Por supuesto que no puedes tocar de una manera “fría”, pero si puedes añadir una especie de “capa de hielo” a la misma, lo cuál es apropiado para Ravel, y creo que a él eso le habría gustado. Ravel es a menudo considerado como un compositor romántico, pero en mi opinión ese “ingrediente empalagoso” no existe en la música de Ravel”.
Pero, ¿Qué le parece a un director de orquesta mundialmente conocido como Daniel Harding que un músico de jazz como Bollani interprete una pieza clásica?
Por su parte el director de orquesta Daniel Harding señala: “Lo que realmente me gusta es la manera en la que la interpreta, exenta de pretensiones. Ama la música, tiene una gran sensibilidad para tocarla de una manera constante. En el segundo movimiento, con esta extraordinaria y hermosa línea armónica… y desde luego como músico de jazz tiene un oído para la armonía fantástico, pero su manera de acercarse a la pieza no es exactamente igual a como lo hacemos nosotros. Hay algo hermoso en su manera honesta, casi infantil, con la que él se aproxima a esta música. Interpreta la pieza de una manera que hace que me guste, o me recuerda que adoro esta obra, y eso es genial”.
A lo que Bollani añade: “Cuando se habla de este concierto todo el mundo se refiere al segundo movimiento, que sin duda es el menos llamativo de los tres, pero es el más dificil de interpretar para un pianista; no es algo que se vea cuando nos fijamos en la partitura, pero es muy difícil de mantener ese tipo de tensión todo el tiempo; ahí es exactamente donde me gustaría añadir mi “capa de hielo”, porque es como una obra de Mozart, pero a la vez lírica y tranquila. Como la música es tan hermosa se corre el riesgo de dejarse llevar e interpretarla toda al estilo ‘cantabile’…pero, como dura más de ocho minutos, si la interpretas a la manera cantabile, no sonará cantabile para nada. Es por eso que tienes que elegir precisamente cuando quieres emocionar al público y cuando quieres emocionarte tú mismo”.
En esta historia se pueden escuchar fragmentos de ‘Así habló Zarathustra’ de Richard Strauss y del Concierto para piano en Sol de Maurice Ravel.