Richard Strauss siempre tuvo un vínculo especial con la ciudad de Dresde y la herencia del compositor aún resuena en la capital de Sajonia.
Para conmemorar el 150 aniversario de su nacimiento, la Ópera Semper ha programado la comedia lírica Arabella con Anja Harteros y Thomas Hampson en los personajes principales.
Un homenaje al compositor alemán que estrenó más de la mitad de sus óperas en esta escena prestigiosa.
Hampson nos habla de la correspondencia entre la música de Strauss y el texto del libreto, escrito por Hugo von Hofmannsthal: "Richard Strauss es uno de los más grandes compositores, era un pensador…A él le encantaba la ópera y evidentemente tenía mucho éxito. Le interesaba mucho la relación entre la letra y la música, pero la música entendida como un lenguaje y la letra como una metáfora."
Strauss supervisó en Dresde los ensayos de Arabella antes de su estreno en 1933. El compositor exigía a sus intérpretes nada menos que lo mejor.
Anja Harteron señala las dificultades de la música de Strauss: "A menudo su música es muy compleja, con dificultades de ritmo y de tonalidad que hay que resolver. Además es una música muy difícil de aprender. Pero, por otro lado, también hay una especie de éxtasis y de voluptuosidad que hace soñar."
El deseo, los celos, el amor y sus giros inesperados son algunos de los ingredientes de la ópera.
Arabella, cuya familia está arruinada, confía en casarse por amor y no por dinero, pero cuando el fascinante desconocido aparece, su felicidad se ve amenazada por una red de confusiones y de decepción.
"Me gusta mucho interpretar el personaje con cierta coquetería. Es casi como un gato que jugara con sus pretendientes, pero en el momento en que aparece Mandryka, ella sabe inmediatamente que él es su único amor."
"Me parece que es un personaje interesante señala el barítono Thomas Hampson. Es tremendamente idealista. Su sentido del bien y del mal es casi innato, muy directo, de hecho me identifico mucho con él."
"Ella está hechizada, dice Anja Harteros de su personaje. Él le ha robado totalmente el corazón. Su deseo crece cada vez más y así se da cuenta de lo que significa realmente el amor."
Hampson concluye sobre la vigencia del mensaje de esta ópera: "La ópera tiene un final feliz porque ambos se dan cuenta de que la única manera de tener un futuro juntos es aceptar sus respectivos defectos y sus errores, y abandonar las ideas preconcebidas que ambos tenían del amor y de la vida, y avanzar juntos. ¡Y es un mensaje eterno!"