Pasión. Ese es ingrediente indispensable de la vida y la música de Ástor Piazzolla. Demasiado «clásico» para los defensores del tango como una tradición; demasiado «tradicional» para las vanguardias musicales del siglo XX, Piazzolla desató no obstante pasiones nunca antes vistas en el mundo con un género que a mediados del siglo pasado pedía a gritos una revolución y que, desde Europa y hasta Japón —pasando, desde luego por América—, despertó un entusiasmo inusitado que hoy sigue más vivo que nunca. En su natal Argentina, esta misma revolución incendió arrebato tan violento que el compositor llegó a ser víctima de amenazas e incluso de un atentado.
Formado primero con otro de los grandes músicos compositores de Argentina, Alberto Ginastera, y luego en París con la legendaria Nadia Boulanger —maestra también de Michel Legrand, Aaron Copland, Elliott Carter y Philip Glass, por mencionar a algunos—, Piazzolla inspirará luego a músicos como Gidon Kremer (violinista letón y abogado de la música contemporánea) a dedicarse profunda y apasionadamente al estudio y la difusión de esta música tradicional argentina transformada por el bandoneonista y llevada a las salas de conciertos del mundo entero con una voluntad imparable, haciéndolo evolucionar y desarrollarse hasta llegar a ser la música absolutamente única que e: un género en sí mismo.
Este documental del maestro de los documentales musicales, Christopher Nupen, revela la naturaleza incandescente de Piazzolla: la intersección del improvisador, el intérprete y el compositor encarnada en una sola persona. Fragmentos de entrevistas con la leyenda del tango se alterna con su música (interpretada por Gidon Kremer y su ensamble, así como por el compositor mismo en invaluables imágenes de archivo) en este retrato único.
Al principio fueron los sonidos. Un documental ...