En esta segunda ópera de Chostakovich, el tedio de la vida cotidiana rusa determina el trágico destino de Katerina Ismailova, la protagonista. Esta obra nos habla de la naturaleza irreprimible de los deseos sexuales, la violencia del erotismo y de la liberación. Algunas escenas chocaron indudablemente a los primeros espectadores por su carácter explícito, de un nivel jamás alcanzado en la ópera anteriormente. Sin embargo, la obra es una oda al amor en su totalidad. El compositor utiliza un estilo polimórfico, muchos de cuyos elementos recuerdan las técnicas del collage. Sin embargo, encontramos claramente las estructuras clásicas.

La publicación de una denuncia oficial de la ópera en el periódico del Partido Comunista Pravda contribuyó a silenciar el primer éxito que obtuvo la obra. Este ataque marcó el inicio de la cruel represión ideológica que se aplicó al mundo de la música soviética durante muchos años.

Eva-Maria Westbroek resume así la vida y los tormentos de su personaje Katerina Lvovna Ismailova: «Estoy en mi casa, rodeada de mis zapatos, que son mi único placer en la vida, porque mi matrimonio no es feliz, y tengo un suegro muy ofensivo. No sé qué hacer. Solo puedo pensar en la felicidad de las personas e incluso de los animales, de cualquier criatura que tenga algo que hacer y un lugar a donde ir. Y estoy sola, triste y me aburro».

Ver Lady Macbeth de Mtsensk, ópera de Dimitri Chostakovich, dirigida por Martin Kušej en De Nederlandse Opera. Con Eva-Maria Westbroek, Christopher Ventris, Vladimir Vaneev, ...