Es el rey del Swing, del pop-jazz y de las listas: con más de 30 millones discos vendidos, Michael Bublé está inmerso en una triunfal gira mundial.
Durante la entrevista que ofreció a Euronews en la ciudad polaca de Gdansk no pudo evitar mencionar a su abuelo, que le abrió las puertas de la música.
“Cuando pienso en mi abuelo, pienso en el hombre que que me gustaría ser. Es una persona muy íntegra. Nuestra relación es la de dos íntimos amigos de 25 años. Musicalmente, había una buena relación entre nosotros, porque yo me convertí en un admirador del Great American Songbook. Él también lo era, así que nuestras pasiones se encontraron, simplemente se añadía al combustible que era nuestra amistad e hizo que ardiera con más brillo.”
Un hombre sensible, pero también una persona racional. Michael no tiene dudas: la intuición siempre acierta.
“Escucho a mis tripas, realmente no oigo a nadie más. El problema no es si las escuchas o no, el problema es si realmente haces caso de lo que dicen tus tripas, porque mis tripas me dirán si algo está bien o mal, pero luego soy yo quien toma la decisión de ir por la izquierda o la derecha del camino. Te estaría mintiendo si te dijera que siempre escojo el camino correcto, con frecuencia no es así. Mis tripas siempre aciertan, pero en algunas ocasiones tomo la decisión errónea.”
Como la de todo cantante, la carrera de Michael Bublé ha tenido altibajos. Pero finalmente el cantante ha logrado la estabilidad.
“Era un joven inseguro. También lo era sobre el escenario. Me preocupaba más por conseguir una risa fácil que por cantar una canción hasta el final. La verdad es que no he sido el más listo, el más sensato o el más maduro. Tras haber estado realmente herido y devastado por unas relaciones, finalmente me tomé el tiempo para mirar al espejo y darme cuento de que no era el hombre que sabía que podía ser. Sé que hoy soy un mejor intérprete, un mejor contador de historias, pero como hombre quizá nunca he sentido que estuviera tan cerca de la perfección, del hombre que quizá me gustaría ser de mi abuelo.”
El canadiense ha tenido la suerte de poder hacer lo que más le gusta. Pero tenía inquietudes escondidas aunque, según sus palabras, no hubiera podido llegar tan alto.
“Si no hubiera sido cantante, hubiera sido jugador de hockey. Definitivamente, un terrible jugador de hockey. Lo adoro, estuve levantado la pasada noche hasta las 6:30 de la mañana para ver a mis adorados Vancouver Canucks ser eliminados en los playoffs por Los Angeles Kings. Y el hockey es muy importante en Los Ángeles.”
En esta pieza se escuchan fragmentos de las siguientes canciones: “I’ve got you under my skin”, “Cry me a river” and “Everything”.