Intérprete ilustre, brillante director de orquesta, patrocinador y dedicatario de muchas partituras contemporáneas, Mstislav Rostropóvich se impuso como figura clave del siglo XX no solo por su genio musical, sino también por su compromiso político a favor de la libertad de expresión del pueblo ruso.
Tras años de convivencia inteligente con el régimen soviético, del que fue uno de los privilegiados, Rostropóvich se vio obligado a exiliarse en 1974. Sus posturas políticas y su apoyo público al disidente Aleksandr Solzhenitsyn lo convierten en objetivo de una campaña de difamación y su carrera como concertista se ve brutalmente frenada. Una estancia que debía durar solo dos años, pero que terminará extendiéndose dieciséis años... En 1978, se entera por los medios de comunicación de que le han privado de su ciudadanía por «actos que sistemáticamente perjudican el prestigio de la Unión Soviética» y se convierte en apátrida. «Es el mayor golpe de mi vida». afirmará. Él, que ya tenía fama a escala planetaria, pasa a convertirse en leyenda...
Mstislav Rostropóvich, el arco indomable, recuerda esta historia fuera de lo común, desvelando archivos poco conocidos y apasionantes, así como testimonios de sus hijas Olga y Elena Rostropóvich y de sus amigos Natalia e Ignat Solzhenitsyn, Marta Casals-Istomin o Gennadi Rozhdéstvenski.
Fotografía: Rostropóvich y Prokófiev