«Violeta es una desviada, eso es lo que quiere decir el título en italiano, la traviata, ella es en realidad una prostituta. Pero un día tendrá la oportunidad de salir de ese semimundo para convertirse en una mujer normal, una mujer como las demás, que ama y que es amada. Pero esto le será rechazado», explica Jean-Louis Grinda, Director de la Ópera de Montecarlo.
«Me encantan los cantantes, me gustan sus voces. Creo que un cantante tiene un instrumento que es muy delicado y por ello uno siempre tiene que encontrar la manera de ayudarlos a cantar en una línea, como un cojín en el que apoyarse para poder expresarse con su propia voz», asegura Marco Armiliato, Jefe de Orquesta.
«Creo que La Traviata necesita tres actrices para apreciar los tres tonos de Violetta. El primero es cuando dice: me estoy muriendo, pero me da igual, seguiré adelante y sobreviviré. El segundo es cuando comprende el conflicto de la familia, de la sociedad que no la acepta, este el segundo Acto con el padre de Alfredo…y el tercero es cuando va a morir, cuando ya está muy débil pero es capaz de levantarse y preguntarse ¿por qué?. Estos son los tres momentos de Violetta que hay que interpretar muy bien», dice la soprano búlgara.