Daniel Humair, tanto en música como en pintura, estuvo siempre interesado tanto en lo figurativo y en lo abstracto. Vamos a 1972, un momento en el que el baterista nacido en Suiza era requerido constantemente por músicos norteamericanos de gira en Europa, por lo cual pudo participar con verdaderos íconos como Chet Baker y Eric Dolphy. Pero más allá de estas colaboraciones de tan alto nivel, Humair fue un pionero del jazz europeo, entabló relación con artistas como Martial Solal y, aquí, da muestra de esta fuerza colaborativa con un quinteto conformado por Franco Ambrosetti en el fliscorno, George Gruntz en los teclados (¡con una de sus composiciones incluida en el set!), Gordon Beck, también en los teclados, y Ron Mathewson, bajista magistral.
Sin embargo, los momentos más impresionantes de este concierto son probablemente los de Humair a solo comunicando con sus baquetas emociones de intensa complejidad, como en sus pinturas, en una extraña pero hermosa geometría.