Además de su trabajo con Luther Vandross, Herbie Hancock y otros, Marcus Miller se ha consagrado como músico gracias a sus colaboraciones con el gran Miles Davis, especialmente en el album Tutu (1986). Habiéndose ganado el respeto de Miles como arreglista y bandleader, ha sido considerado desde entonces como parte del Olimpo de la historia del jazz. Y con justa razón: como bajista, es supremo; su energía es contagiosa; y se ha definido como el tipo de artista que es capaz de atraer al nuevo público al mundo del jazz de manera inmediata.
En 2015, de gira con su primera producción para el sello Blue Note, Afrodeezia, compuesto por influencias diversas en ebullición y cuya instrumentación está dominada por sonidos de los lugares donde más ha impactado la esclavitud, busca además visibilizar la lucha de los africanos frente al abuso. Miller fue de hecho nombrado portavoz de la UNESCO para el «Slave Route Project» y, no obstante la seriedad del tema, su música resalta por su elemento funk, suena refinada y pulida, y resulta accesible en su tratamiento de un asunto de tan vital importancia, mostrando las dotes del genio del músico como comunicador.
Para aquella grabación, un elenco de estrellas como Ambrose Akinmusire, Robert Glasper, Cory Henry, Lalah Hathaway sumaron entonces sus talentos. Ahora, en 2016, desde la Baloise Session en Suiza, nuevos virtuosos materializan esta música magnífica y atmosférica.