En la English National Opera, Deborah Warner pone en escena la última ópera de Benjamin Britten, Muerte en Venecia, dirigida por Edward Gardner.
Muerte en Venecia, última ópera de Benjamin Britten, fue compuesta a partir del relato de Thomas Mann La muerte en Venecia, que inspiró al menos a otro artista ilustre, el cineasta Luchino Visconti. La ópera de Britten se presentó en el Festival de Aldeburgh en 1973, es decir, solo dos años después del estreno de la película de Visconti (que Britten no vio nunca). El complicado tema de la ópera exigió una gestación prolongada. Britten, ya muy enfermo, temió en varias ocasiones no conseguir llevarla a término. Incluso aplazó una operación importante para finalizar la partitura. A pesar de todos sus esfuerzos, no estuvo en condiciones de dirigir su obra, ni en su presentación (que escuchó a través de una retransmisión radiofónica), ni en su grabación.
Clásica, la puesta en escena de Deborah Warner respeta el universo de Britten, y combina maravillosamente onirismo e invitación al viaje, emblemáticos de la obra. La escenografía y la creación de luz sumergen literalmente al espectador en una Venecia inundada por las aguas de sus canales. Al igual que en Korngold casi un siglo antes, esta agua lleva un mensaje fúnebre: toda la ópera de Britten está atravesada por imágenes de muerte, en particular encarnadas por siete misteriosos personajes (todos interpretados por Andrew Shore), y materializadas en esa epidemia de cólera que asola Venecia y lleva a la familia de Tadzio a abandonar la laguna.
Gustav von Aschenbach (John Graham-Hall) es un escritor que no encuentra inspiración, y que se va a Venecia siguiendo los consejos de un misterioso personaje que conoció en un cementerio. A pesar de la multitud de personajes presentes en el escenario a lo largo de la ópera, Aschenbach está omnipresente, y toda la obra puede parecer un viaje iniciático, un recorrido interior del personaje. Tadzio, que es un papel mudo, está interpretado aquí, como a menudo, por un bailarín (Sam Zaldivar). Edward Gardner está al frente de los coros y de la Orquesta de la English National Opera que honran el legado estilístico del compositor.
Fotografía: Sam Zaldivar (Tadzio) y John Graham-Hall (Gustav von Aschenbach) © Hugo Glendinning