Cuando el legendario George Balanchine dijo a Hans van Manen, bailarín y coreógrafo extraordinario, que Beethoven era uno de aquellos compositores cuya música era imposible de adaptar al ballet, Balanchine lo tomó decididamente como un reto. En su tour de force, Grosse Fuge, Van Manen proyecta con habilidad su celebrado estilo sobre dos de los últimos cuartetos de Beethoven: el eternamente monumental Grosse Fuge (Gran Fuga), op. 133, y la cavatina del Cuarteto en si bemol mayor, op. 130.
En una puesta cruda, sobria, con vestuarios en blanco y negro, con una línea coreográfica nítida que resalta la abstracción en la propuesta de Van Manen, el coreógrafo logra transmitir la inherente tensión que existe en toda relación interpersonal. Su proceso artístico se deslinda de todo artificio y se concentra en esa tensión: «Con solo poner a dos personas en un mismo espacio expreso una cierta sensación o relación»...
Academy of St Martin in the Fields