Los más grandes artistas acuden a Estocolmo cada año para rendir homenaje a los galardonados con el Premio Nobel.
Entre estos conciertos, el de 2009 fue sin duda uno de los más impresionantes: Martha Argerich interpretó el Concierto para piano en sol mayor de Ravel, acompañada por Yuri Temirkanov, director de la Royal Stockholm Philharmonic Orchestra. La obra forma parte de las piezas fetiches de la pianista argentina, que en esta ocasión la interpretaba con su entusiasmo y su pasión inigualables.
El programa también incluye las dos suites extraídas del Romeo y Julieta de Prokófiev: esta obra, que originalmente fue un ballet a partir de la obra de Shakespeare, fue considerada imposible de ejecutar por los bailarines debido a su dificultad rítmica. Prokófiev arregló, por tanto, los tres actos en dos suites para orquesta en siete movimientos, que conservan trazas del carácter sucesivamente dramático, pintoresco y danzante de la obra inicial.
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