Pablo Ferrández-Castro abre este evento maratónico con una interpretación apasionada del Concierto para violonchelo de Dvořák, una obra obligada en la carrera de todo violonchelista, seguida de «El cant dels ocells», canción tradicional catalana transcrita para el violonchelo por el legendario Pau Casals.
Enseguida, Renaud Capuçon —uno de los violinistas más solicitados de la actualidad—, el prodigioso pianista y director Lahav Shani, y Kian Soltani (descrito como «perfección pura» por Gramophone) vuelcan una energía volcánica en un marco de monumental elegancia al lado de la Orquesta Filarmónica de Israel bajo la batuta de Vasily Petrenko en este concierto de no perderse. Cierra el programa la inmensa Sinfonía n.° 5 de Beethoven.
«Algo en verdad novedoso», es como Beethoven mismo se refiere a su Concierto para violín, violonchelo y piano en una carta a su editor. Pero, ¿en dónde está lo innovador de esta obra tan entrañable e icónica del compositor? El equilibrio melódico y dinámico repartido entre tres instrumentos solistas tan diferentes y entre el trío y la orquesta como acompañante son características que probablemente no se habían oído antes en una obra concertante. Momentos de auténtica música de cámara sobre sutiles texturas orquestales, solos del violín y del violonchelo en franca competencia, exclamaciones de autoridad por parte del piano, conversaciones de la más alta civilidad entre solistas y orquesta se combinan en esta obra que sigue emocionando al público cada vez que se toca, a más de 200 años de haber sido estrenada.
Orquesta Filarmónica de Berlín
Orchestra della Svizzera italiana