La Orquesta Filarmónica de Berlín demuestra su incomparable sonoridad.
En la espléndida sala del Suntory Hall de Tokio, Marisss Jansons despliega la magia de Mendelssohn, empezando por la Obertura de Oberón. Con las manos desnudas, el director de orquesta hace milagros en este primer romanticismo, entre virtuosismo orquestal y evocaciones de lo legendario.
Con toda elegancia y sobriedad, la violinista Hillary Hahn revela claramente las complejidades de la música que Shostakóvich. Con la gracia de su sonoridad, la joven violinista convierte el primer concierto de Shostakóvich en un encantamiento lírico, una obra comprometida y moderna. Famosa por la homogeneidad de sus cuerdas, el incomparable espíritu de cohesión, la orquesta filarmónica de Berlín recupera el encanto eslavo con la octava sinfonía de Dvořák. Energía rítmica, melancolía o romanticismo soñador, la obra de Dvořák florece bajo la dirección límpida de Marisss Jansons.