Por la alfombra roja de las legendarias escaleras de la gran sala del Concertgebouw baja Mariss Jansons, director principal de la Orquesta Real del Concertgebouw —a la que dirigiera por primera vez en 1988—, para el que será su último concierto... Desde 2004, cuando fue nombrado como su director principal, Jansons ha cultivado una estrecha relación con la agrupación que no ha dejado desde entonces de acrecentarse.
En el marco del Festival AAA de la mítica sala en Amsterdam, con un programa dedicado a compositores influenciados por música folclóricas, Thomas Hampson interpreta cantos de inspiración popular de Mahler y Copland, comenzando por Des Knaben Wunderhorn («El corno mágico del niño»), que reúne canciones y leyendas populares de las profundidades de Alemania y de las cuales Gustav Mahler tomará más de veinte miniaturas sublimes. Exponente indispensable de la música norteamericana, Aaron Coplan se nutre de influencias europeas en la búsqueda de un lenguaje y un sonido específicamente «norteamericanos», como demuestran sus «Canciones tradicionales norteamericanas».
Además, Mariss Jansons dirige Ick seg adieu («Os digo adiós») de Martijn Padding —obra comisionada para la ocasión—, cerrando con el Concierto para orquesta de Bartók. Exiliado en Estados Unidos, el compositor húngaro escribe en 1943, ya aquejado por la leucemia, esta obra espectacular que para él simboliza «el paso progresivo de la austeridad [...] y del canto fúnebre [...] a la afirmación de la vida».
