Viena, 31 de marzo de 1913. Motivada por los atrevimientos de la música vanguardista, una violenta protesta del público interrumpe el «Skandalkonzert» y le impide incluso terminar. En medio del programa: la Primera Sinfonía de cámara de Arnold Schoenberg. La obra está escrita para 15 instrumentos solistas, condensando a la orquesta sinfónica tradicional en una formación reducida de un nivel técnico necesariamente altísimo. Perpetuamente cambiante y sin solución melódica, consta además de un solo movimiento (si bien se puede dividir en cinco secciones), desafiando así la forma tradicional de la sinfonía en cuatro movimientos separados y materializando la ambición de su compositor de forma inequívoca: «escribir una música que literalmente nunca se hubiera escuchado antes».
Rencontres Musicales d'Évian 2016
Música de cámara