Un virtuosismo deslumbrante, musicalidad incomparable: Ivry Gitlis, el violín bendecido por los dioses.
«Necesito tocar para sentirme vivo. El día que deje de tocar significa que estaré muerto»… Nacido en Haifa, en 1922, la leyenda del violín se embarca muy joven, sin más que un sueño, hacia Nueva York para estudiar con el profesor Pashrus. En el barco, un generoso filántropo lo invita a cenar cada noche y le regala mil dólares. En Estados Unidos, Gitlis, curioso y entusiasta de experimentarlo aparentemente todo, compartirá el escenario con los Rolling Stones, John Lennon, Eric Clapton y Dizzy Gillespie, entre otros.
Formado en París con Bronislaw Huberman y Jacques Thibaud, toca para el ejército inglés durante la guerra y gana luego, en 1951, el Primer Premio del Concurso Long-Thibaud, debutando en París ese mismo año. Tocó con las más grandes orquestas y compartió música y amistad con los más grandes: Martha Argerich, Pierre Fournier, Mischa Maisky, entre muchos otros.
Se trata sin duda de uno de los más talentosos y brillantes violinistas del siglo XX, dueño de una asombrosa agilidad, como se atestigua en su lectura del Concierto para violín de Chaikovski, acompañado aquí por la ORTF dirigida por Francesco Mander, y no se sabe qué admirar más: si su virtuosismo o su inteligencia musical.
Completan este tesoro de la música grabada en video la Introducción y rondó caprichoso de Saint-Saëns, un fragmento de la Sonata para violín solo de Bartók y La Capricieuse de Elgar, donde trinos pirotécnicos, notas agudas estratosféricas, acentos chispeantes y deslumbrantes colores transforman al violinista en un hombre-violín en toda la extensión del término.
Archivos:
- - "Les grands interprètes," INA archive by Gérard Herzog, 1962.
- - "Les secrets de l'orchestre," INA archive by Annie Aizieu, 1965.
- - "La rose des vents," INA archive by Claude Deflandre, 1971.