En diciembre de 1974, Tennstedt hace su debut en Estados Unidos al frente de la Orquesta Sinfónica de Boston con un programa Brahms y con la Octava Sinfonía de Bruckner. Al día siguiente del concierto, un periódico titula: «Brukner — Tennstedt — BSO — Una vez en la vida». Había nacido una leyenda y se abría una carrera.
A lo largo de los años, Klaus Tennstedt desarrolla una relación privilegiada con los músicos de Boston que dirige regularmente hasta 1987. Convertido ya en una superestrella inesperada brilla con todas su intensidad en el firmamento de la música clásica. Y este extracto es magnífico por varios motivos. Es la primera vez que se publica una gran obra sinfónica interpretada por Tennstedt y la orquesta de Boston. Además, es el documento más antiguo de un concierto dirigido por Klaus Tennstedt.
Los críticos se mostraron unánimes a la hora de elogiar la interpretación de la Séptima Sinfonía de Bruckner. El comentarista habitual del Boston Globe quedó impresionado por la imponente figura de Tennstedt: «El cuerpo delgado y anguloso de Tennstedt es un instrumento polifónico que utiliza para suscitar y dramatizar las tensiones y distensiones que surgen en la música... El sonido de las cuerdas oscuro y pesado era algo fabuloso...» .
