«Bronfman aparece. ¡Bronfman el brontosaurio! ¡Mr. Fortissimo! [...] Visiblemente corpulento en su mitad superior, es alguien que se ha abierto paso dentro del circo de la música como el "Hombre fuerte", se vuelca en el piano en un reto inconcebible contra la fuerza gargantuesca que revela sobre su instrumento. Yefim Bronfman luce menos como la persona que va a tocar el piano que como el encargado de moverlo...», así describe el novelista Philip Roth al pianista soviético-judío-norteamericano.
En este documento captado en 1992, el solista abre el programa con las primeras notas a solo, delicadísimas, del Segundo concierto para piano de Saint-Saëns; a los pocos minutos, Kurt Sanderling (legendario director nacido en 1912 y fallecido un día antes de cumplir cien años) da la indicación a la prodigiosa Filarmónica de Berlín para interrumpir violentamente, pero solo por un momento, el solo mágico de piano que regresará para construir, como si se improvisara, esta mítica joya casi olvidada del repertorio para piano. En la segunda parte, orquesta y director vacían el alma en esa vorágine que es la Sinfonía n.° 4 in fa menor de Piotr Ilich Chaikovski.