El 9 de septiembre de 1677, el ilustre compositor de la corte de Francia estrena un Te Deum con motivo del bautismo del hijo del rey, ¡en presencia de Luis XIV. el Rey Sol! Un éxito absoluto, la obra se ejecutará en vida del compositor una decena de veces más, tanto en el contexto de grandes ceremonias principescas como en el de la celebración de victorias militares o para festejar la bienaventurada recuperación del rey luego de una cirugía; paradójicamente, sería dirigiendo esta misma obra –¡y para aquella misma ocasión!– que, marcando el tempo en el piso con un bastón frente a la orquesta, el compositor se lesionará accidentalmente su propio pie, lo que le causará complicaciones que derivarán en su muerte.

Cinco años más tarde, para celebrar en 1682 los 1100 años de la Fundación del Arzobispado en Salzburgo, el arzobispo comisionará al compositor bohemio Heinrich Ignaz Franz von Biber una obra también monumental para un evento cuya preparación en materia de vestuarios y de los fastuosos decorados de los monumentos de la ciudad tomará una década. Escrita para la inusitada cantidad de 53 voces (tanto instrumentales como humanas), distribuidas en seis coros, la Missa Salisburgensis es rara vez representada debido a sus titánicos requerimientos: ¡na de las cumbres de la música polifónica y religiosa de todos los tiempos! 

Bajo el Alto Patrocinio de:

Su Excelencia Miloš Zeman,
Presidente de la República Checa

S.E. Jan Tombiński, Embajador de la Unión Europea en la Santa Sede
S.E. Václav Kolaja, Embajador de la República Checa en la Santa Sede

Dott. Yves Teyssier d’Orfeuil, Encargado de Asuntos Internacionales de Francia en la Santa Sede

Fotografía: © Conrad Allain