Valery Gergiev dirige la Sinfonía n.° 1 de Chaikovski, llamada «Sueños de invierno». En efecto, después de explorar las obras de Prokofiev con la London Symphony Orchestra, Valery Gergiev se sumerge aquí en una interpretación completa de las sinfonías de Chaikovski con la Orquesta del Teatro Mariinsky.
Apenas una década separa a la Sinfonía n.° 5 de la anterior, y pasarán cinco años antes de que Chaikovski ponga punto final a su epopeya sinfónica, con la Sinfonía n.° 6 denominada «Patética». Sus tres últimas sinfonías se consideran un tríptico unido por una idea común, la del hombre frente a su destino. Del ciclo completo de las seis sinfonías, las tres últimas mantienen entre el público en general una notoriedad incontestable. No es casualidad que se hayan grabado tan profusamente y se hayan incluido con tanta frecuencia en el programa de los conciertos. Sin embargo, sus tres primeras sinfonías –que merecen algo más que una simple ojeada– llevan el germen los elementos constitutivos de la plena madurez del compositor. Bajo una apariencia atormentada, traducen un pensamiento organizado en diferentes estratos claramente delimitados, apoyados por una ciencia de la orquestación que convierte a Chaikovski en uno de los grandes maestros rusos.
