El Concerto Italiano —uno de los ensambles de mayor renombre en Italia y en el mundo cuando se habla de música barroca— presenta aquí tres joyas del periodo bajo la dirección minuciosa, expresiva y experta de Rinaldo Alessandrini.
De Antonio Vivaldi, abre el programa el Credo en mi menor, una partitura dramática, típicamente vivaldiana, que recuerda de hecho en sus primeras notas al Concierto para violín “El invierno”, pero única en cuanto a su efectivo: coro y orquesta, sin solistas vocales. Sigue el Miserere para dos coros de Leonardo Leo, una obra que da cuenta del pensamiento «estereofónico» ya existente en el siglo XVIII, y que —como se puede ver aquí— hace uso de dos grupos corales que dialogan e interactúan en forma netamente antifonal. Por último, el Stabat Mater de Bononcini revela a un compositor profundamente inventivo y de gran vena teatral al que, en voces de los solistas y en manos de los instrumentistas de este grupo de expertos, se le hace merecida justicia.