En 1875, George Bizet presenta la obra que debía convertirse en la ópera más popular de todos los tiempos en la Opéra-Comique de París. La creación de Carmen se enfrenta a incomprensión del público y de la crítica, como ocurre a menudo con las obras vanguardistas y visionarias. Habrá que esperar a que la ópera se presente en todo el mundo y vuelva a París diez años más tarde para que la Habanera o la Canción del toreador se convierten en «éxitos de la ópera». Bizet muere trágicamente tres meses después del estreno, convencido de que su ópera nunca será reconocida.
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