«La palabra no es directa», dice Schopenhauer; «la música es directa. La música habla de un alma a otra», y es este precepto uno que describe el poder de la música a la perfección: el poder de expresar lo que no se puede expresar de ninguna otra manera. No obstante, más que ningún otro lenguaje, la música es susceptible de interpretación por parte del escucha y, en las manos equivocadas, su poder puede ser utilizado hacia objetivos no siempre positivos. Así, los músicos están confrontados con un duro dilema: ignorar todos los significados no musicales de su arte, o contribuir activa y directamente en la conversación, como explica la pianista Gabriela Montero: «la música alcanza la esencia de lo que somos como seres humanos».
¿Cómo es que la música mueve e incita, cómo es que es afectada por los poderes políticos y sociales que la rodean? ¿Es más que un género artístico? ¿Cómo es que se ha utilizado a lo largo de los siglos con fines personales, para bien y para mal? ¿Cuál es el alcance y la medida de su poder? ¿Puede la música cambiar al mundo? Afrontando estas interrogantes, este último volumen de la serie en tres partes sobre «música, guerra y poder» compara las relaciones entre la música y el poder hoy con aquellas durante la Guerras Mundiales. De Alemania a Venezuela y el Medio Oriente, personalidades notables del mundo de la música como Iván Fischer, Daniel Barenboim y Anita Lasker-Wallfisch —una de las últimas integrantes con vida de la Orquesta de Mujeres de Auschwitz— reflexionan sobre el tema y comparten tus experiencias.
1.er Festival Internacional Zaryadye de Moscú