¡Abracadabra! Hansel y Gretel en una magnífica puesta en escena de Johannes Felsenstein.
Hansel y Gretel, dos niños pequeños procedentes de una humilde familia instalada en la linde del bosque de Ilsenstein, trabajan haciendo escobas y remendando gorros de lana. Pero la perspectiva de un pastel de arroz preparado por su madre para esa misma noche los llena de regocijo y los aparta de sus deberes domésticos. La madre entra de repente y se enfada al ver que los dos niños están bailando en lugar de trabajar. ¡Qué desgracia! El tarro de leche, destinado a preparar el pastel, se ha caído. La madre, tan superada como desolada por sus pobres hijos, envía entonces a Hansel y Gretel a buscar fresas al bosque. El padre vuelve alegre de un pueblo vecino, con los bolsillos llenos de provisiones. Por una vez, la familia no va a pasar hambre. ¿Dónde están los niños? Han ido al bosque, le responde la madre. ¡Horror! El bosque está habitado por una vieja bruja que se come a los niños. Hansel y Gretel se disputan las fresas cuando de repente descubren una maravilla: ¡una casa hecha de mazapán! Lanzándose sobre los batientes de una persiana, los marcos de las ventanas, las bisagras, las muescas, los niños se dan un atracón. ¡¿Quién es?! Aparece la bruja. ¡Abracadabra! Hansel está inmovilizado, listo para que lo metan en el horno. Afortunadamente, Gretel consigue hacerse con la varita. ¡Abracadabra! La bruja se ve inmovilizada y derrotada. Los niños de mazapán son reanimados.
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