¿Qué es lo que hace a un buen rey? ¿Cómo debe comportarse? Estas preguntas han fascinado durante mucho tiempo a los pensadores más ilustrados y esta ópera las responde con el personaje de Aminta (Annette Dasch), el joven y legítimo heredero de la ciudad de Sidón que se convierte en pastor después de que los invasores tomaran el trono. La obra comienza con Alejandro Magno (Kresimir Spicer), rey de Macedonia, que desea devolver el trono a Aminta después de haber conquistado Sidón con la única condición de que se case con Tamiri (Arpiné Rahdjian), la hija del tirano. Aminta, enamorado de una joven pastora llamada Elisa, decide renunciar al trono para quedarse con su amada y el emperador, admirado por su decisión, le permite recuperar su corona y casarse con Elisa, ofrece a Tamiri casarse con su amigo Agénor (Andreas Karasiak), así como la promesa de gobernar el próximo reino que conquiste.
Sencilla pero evocadora, la fascinante puesta en escena de Aniara Amos y la dirección de Thomas Hengelbrock se unen para crear un espectáctulo exquisito donde los personajes parecen estar atrapados dentro de un castillo de naipes donde se enfrentan diversas dicotomias. El deslumbrante espíritu de la música de Mozart parece florecer en este delicado equilibrio.